Yin
Yang en la sexualidad taoísta
Yin
y Yang, dos formas de entender la Unicidad del Tao desde nuestra mente
racional. Todo es Tao. Todos somos Tao, por lo que hombre Yang y mujer Yin no
son sino el mismo Tao. El símbolo del Tai Chi lo expresa muy bien al colocar en
cada circunferencia un pequeño círculo del color opuesto; es decir, el Yin
lleva en su interior al Yang en una mínima expresión y lo mismo sucede con el
Yang en cuanto a lo femenino del Yin.
Así,
la mujer es Yin, lo pasivo, frío, oscuro, y el hombre es Yang, lo activo,
caliente, luminoso; Sol y Luna; Día y Noche… Nuestra mente lo entiende
perfectamente porque así ha sido creada y evolucionada en nuestro espacio
físico, lo Terrestre. Pero en realidad, el Tao es la Unicidad, no hay dos taos,
sino una sola energía cósmica, universal, sublime, inexplicable, que abarca todo
y que contiene todo; también lo femenino y lo masculino, como una forma de
vivir en lo terrestre como especie.
La
sociedad actual busca la globalidad total, absoluta, eliminando las
distinciones que hombre y mujer tienen por su naturaleza, no sólo física, sino
en todos sus planos, porque, en realidad, somos, y debemos serlo, diferentes.
Así, la sexualidad Yin es distinta a la sexualidad Yang. Los maestros taoístas
lo expresan muy bien: la mujer es sensual, el hombre es sexual; la mujer es
erotismo, el hombre es deseo; la mujer es recepción, el hombre es entrada; la
mujer es tiempo sin tiempo, el hombre debe trabajar esa energía regeneradora.
Es
así, el sexo en nuestro plano físico es la conjunción del Yin receptor con el
Yang dador, y esto en un ejercicio permanente de armonización, equilibrio,
sanación y encuentro de los cuerpos y emociones que buscan, al unirse, crear
una senda energética de luz espiritual.
Nuestra
sociedad postula un sexo genital, patriarcal, violento, rápido, compulso.
Enseñanzas en las meditaciones contemplativas Ren Tui
Escuela Manantial de Jade
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